martes, 8 de abril de 2008

Las niñas olvidadas

Dicen que hay vida detrás de aquel portón verde.
Son parte de la mitología del barrio. Presencias celestiales, fugaces.
Es difícil precisar cuántas son aquellas mujeres.
Quizás ocho, tal vez cuatro.
Lo cierto es que cada una es distinta a la otra.
Hay dos inseparables, unidas por una eterna sonrisa y entrañable hermandad.
Una señorita con ojos de halcón y paso rápido.
Y la señora que parece protegerlas... de ojos aterciopelados y expresiones amables, casi extinguidas en este mundo que se empeña en ignorar tanta belleza terrenal.
Dicen que también hay una quinta mujer, a quien hace mucho tiempo la gente dejó de verla pasar por sus veredas.
Es una mujer suspendida en el tiempo, el cual intentó borrar sus rastros de un día para el otro. Pero no contó con lo que el amor podría sanar. El tiempo se quedó corto.
La tragedia insiste en protagonizar la vida de cada una de estas mujeres. Pero ellas le dan la espalda y crean ellas mismas aquella felicidad que la vida no les ofreció.
Les dan razones para reír a los porteros de los edificios del frente, que tratan de ganarle la batalla al sueño de cada noche. A algunas las ven haciendo compras insólitas en el almacén de la esquina, a otra saliendo en pijamas floreados a sacar la basura, mirando para todos los costados, tratando de detectar ladrones potenciales.
En esta casa los hombres brillan por su ausencia.
De vez en cuando toca a la puerta el hijo de la mujer de los ojos aterciopelados. Y hay un par de hombrecitos muy ruidosos que se expresan en su propio dialecto. Convocan la atención de la cuadra por subirse a las rejas del portón y gritar los nombre de las habitantes de la casa.
Pero es cierto que estas mujeres parecieran estar solas en la vida, cuidándose entre ellas. Trabajando y estudiando, visualizando un futuro hecho por ellas mismas.
Esa ausencia quizás sea la génesis de aquel dejo de tristeza, asomándose en sus gestos e incontables medias sonrisas.
Detrás de esas puertas chillonas, hay cinco musas de una película de Almodóvar.
Bellas, sabias, alegres y fuertes.
En penumbras, iluminadas.