jueves, 29 de noviembre de 2007

Humanidad

Camino por estas calles cubiertas de huellas ajenas.
Bullicio, apuros, miradas esquivas. Una ciudad sumida en la indiferencia de la urbe.
Y yo ahí. Con mis zapatillas gastadas, el ceño fruncido marcando mi desconfianza, el paso acelerado, perdiendo el tiempo en las paradas de colectivo. Abro la puerta de mi casa para salir y empieza. Mi cuerpo se desvanece, mi mente se expande y no escucho nada mas que mis pensamientos.
Empiezo a ser invisible. Nadie en esta ciudad parece reconocerme. Pierdo mi identidad. Nadie me saluda. Soy un cuerpo mas, perdido en ese monton de gente que circula por estas callecitas atascadas de voces y vínculos.
¿En quién, en dónde puedo verme?
Incluso la gente que me reconoce me pierde de vista en un segundo. Me quedo hablando sola, esperando una devolución.
Y nada. Todos parecen sumergirse en sus problemas. Empiezan a hablar y tejen sus enredaderas alrededor de mis oídos. Y yo, ahí, quieta, ténue, los miro a los ojos, detecto el objeto de su preocupación.
Personitas. Con vidas diversas. Haciendo lo posible por llenar sus vidas de felicidad. necesitando reconocerse en el espejo del otro. No son invisibles para mí.
¿Será que alguno de estos días alguien se detendrá y me mirará directo, franco, sincero, a los ojos? ¿Y si lo hace, realmente me verá?
Hace tanto que no me sucede que ya no se si es posible.
A veces pienso que soy un enlace. Sirvo para unir intereses, personas, sueños y fuerzas. Lazos familiares, enamoramientos, amistades. Soy sólo un nexo. Y luego de cumplir mi función quedo apartada a un lado. Esperando por el próximo vínculo a armar.
Veo que la vida me pasa. Y quiero más. Pero pareciera que nunca puedo llegar al final. Me quedo a mitad de camino. Porque es el momento del otro.
¿Cuándo llegará el día en que pueda ser la protagonista de mi vida?
Quiero frenar el tiempo. Mover las fichas de mi ajedrez, cambiar completamente la jugada, sabiendo qué es lo que quiero y cómo lograrlo. Olvidarme de complacer, acompañar, escuchar, llenar espacios para contrarrestar desequilibrios.
Necesito empezar a decir NO, a olvidarme de todo aquello que me dañó y alejarme de las causas. Y antes de pedir que aparezca alguien que me mire a los ojos, tengo que permitirme enfrentar mi reflejo, recorrer las cicatrices del dolor, las marcas del pasado, los rastros de mis orígenes. Abrir los ojos y reconocerme, después de tanto tiempo.
Ver de nuevo una niñita que corría feliz bajo la lluvia como nunca más volvió a hacerlo, y recuperar la inocencia que la acompañaba mientras veía "Fresa y Chocolate" pensando que la amistad era una realidad inquebrantable y el amor el porvenir más dulce.

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