lunes, 21 de enero de 2008

El pasado

Algo de lo que dice Isabel Allende en "La suma de los días" lo puedo percibir en la casa de mi abuela.
Más de 30 años inscriptos en las paredes. Cada rincón tiene su historia, para cada persona que lo recorrió.
Por mi parte puedo contar que aquí viví gran parte de mi vida. Siempre fue una especie de oasis luego de estar 5 días de la semana en la escuela.
He festejado cumpleaños en esa casa ante la ausencia de alguno de mis padres (no hay reproches), he conocido allí a algún chico que años después me terminaría volviendo loca, he aprendido a usar una computadora en sus tiempos primitivos...
El tejado de la terraza donde me he recostado varias veces para ver las estrellas, entender lo que siento y quiero, y para hablar con el Negro.
Las fiestas llenas de gente para recibir el año nuevo y que ya no son lo mismo.
Los retratos de los siete nietos nos han estacionado a sus protagonistas en el tiempo. A un costado aparece mi papá y sus tres hermanos, con sus caritas de los primeros años.
En la mesa repleta de portarretratos se destaca una foto de mi abuelo, trece años atrás.
Se lo ve desafiante, independiente, serio e imponente. El tiempo erosiona a la gente, los recuerdos y las esperanzas.
Es increíble que quede tan poco en pie de todo aquello que está a la vista en ese improvisado altar de infancias compartidas.
¿Cómo construir a partir de los cimientos en ruina?
Sólo espero encontrar mi camino entre tanta bruma y escombros, y superar la inmensa nostalgia que en las noches de sueño me desborda.

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