viernes, 9 de mayo de 2008

He despertado



Me dormia en clase. Contaba las telarañas del techo. No más dibujitos ni delirios poéticos en medio de las clases de Arte.
Un día cualquiera, ni frío ni cálido, seguía sobre mis pasos la conversación de una amiga, y simplemente comprendo algo que no quería saber. Él estaba allí.
Las ideas reprimidas, los sentimientos encontrados y un embrollo de torpezas que hacían eco en mis errados pasos.
La niña entendió qué era lo que quería. A quién quería.
Tanta seguridad no es azarosa. Probablemente nunca gocé de esa esquiva virtud. Pero así, de la nada, supe.
Y lo se.
También se que es otra cuestión improbable. Hace tiempo que perdí la fe en muchas cosas. Y no se me puede culpar por ello. Después de todo, le mostré a mucha gente quién realmente soy, y no dudo haberme equivocado en la selección.
Hoy me veo sola, en medio de un montón de voces, en medio de todo el ruido a mi alrededor. Siento que estoy sola en el camino. Ni siquiera se adónde voy. "Sólo se que no se nada", frase rebuscada, que me estuvo persiguiendo toda la semana anterior y no se muy bien por qué, dado el hecho de que la odio.
Soy una experta en huir, y creanme que es un arte difícil de perfeccionar, pero tranquilamente puedo dar cátedra en ello.
Detrás de las cortinas bordó, hay una mente incansable y un alma bastante desgastada.
Entonces fallo en entender por qué, por qué me persigue esa recurrente tendencia a exprimir mi capacidad de autoengaño.
Pero de alguna manera, y por alguna maldita razón, Él me despertó.
Mucho tiempo llevaba inconsciente a gusto, viviendo su historia ajena a mí.
Pero esa tarde todo pareció acomodarse, y empecé a entender, a ver más allá, y supe lo que siempre supe, aunque no quise saberlo por mucho tiempo.
Tal vez por bastante tiempo no lo vuelva a ver. Y probablemente dentro de una semana, se extinga todo esto. Porque tengo miedo, porque ya no quiero luchar contra causas perdidas, aunque Él vale la pena.
Por ahora me quedaré junto a las ventanas izquierdas, pensando en él y preguntándome qué es de su vida, a quién amará, si será feliz.
Y quizás lo vea por algún pasillo. Le sonreiré y me alegraré de haberlo conocido, de sentir su voz nombrándome. Me quedaré pensando en él en alguna clase, pero terminaré dejándolo ir.
No se.
Ojalá algún día, para todo esto haya una respuesta suya.
Mientras tanto, lo cuidaré en la sombra.
Espero que lea esto.

Escrito antes de mi viaje a Tartagal... fines de abril.
Una semana después..... nada se extinguió.
Más bien, se extendió. Y ya no lo puedo dejar ir...
Un 9 de mayo

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