Es un tic tac sonoro. Marca. Remarca. Es el tiempo que corre. Vuela. Hacia adelante nos guia nuestro cuerpo, aunque la mente se empecine en lo contrario.
Siempre lo he sentido. Las agujitas siguen, hacen eco en mis oidos. Los cambios de estacion, el sutil aroma a tierra mojada, el polvillo del aire me avisa. Otra vez. Otro año esta por terminar.
El escaso consuelo son aquellos momentos distintos a los llamados cotidianos, y a la vez tan parecidos a ellos. Es un logro consumado, es sentirme libre de todo, es caminar sobre la lluvia sabiendome feliz. Es viendo mi serie. Es sintiendo que por lo menos un dia pertenezco a algun lugar, es escucharla a mi mama decirme que todo va a estar bien. Y creerle. Es una visita de mi hermana, es un abrazo de quien menos lo esperas, es un piropo. Es una sonrisa de un segundo, que me enamora. Es un gesto propio de un caballero. Es un beso.
Algunas veces nos damos cuenta de la singularidad del momento y lo vivimos segundo a segundo, sabiendo que nos esta ocurriendo un pequeño milagro. Otras veces pasan desapercibidos por nuestras vidas. Supongo que quedara el consuelo de saber que fuimos felices (tal vez demasiado) en ese instante.
Y aunque me niegue a aceptarlo, es necesario que, de vez en cuando, la vida te sacuda, te tire de los pelos, te haga llorar y patalear. Para asi poder ver con claridad esos momentitos en los que la vida se torna tan bella que resulta imposible abarcarla con nuestros pequeños brazitos y nuestro frágil corazon.
Asi que atenta, con paso firme y la mente levitando, estare al acecho de las cosas simples y bellas de esta vida que de tan cortita se puede deshacer...en un suspiro, una noche y un suplicio.
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